Ibiza, la isla Pitusa, es un viaje usual para aquellos que quieren fiesta y diversión. Más allá de los límites estatales, Ibiza es conocida como un destino rebosante de discotecas y clubes, donde los más conocidos Djs de todo el mundo ofrecen sus trabajos de estilos house, trance o techno. Y es que en Ibiza hay macrofiestas que se suceden sin pausa durante la época veraniega.
Además, Ibiza es un destino de poliédrico y la juerga es apenas una de sus apariencias más populares. Aunque parezca un disparate, Ibiza es, además, uno de los rincones de nuestro país donde podemos toparnos con la mayor tranquilidad y descanso. Esta faceta desconocida de Ibiza, ya no lo es tanto y se está haciendo famosa gracias a un esfuerzo hostelero de gran envergadura.
En 1999 Ibiza fue honrada al ser nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esto es así por su descomunal ecosistema, así como su extensa y rica historia cultural. Por ello, si lo que queremos para nuestras vacaciones es encontrar un lugar donde converger con un entorno estupendo, basta con que nos quedemos en un hotel con encanto en Ibiza . La propuesta es amplia y las posibilidades son muchas. Una vez allí, podremos gozar con actividades agroturísticas, con las que conocer un lugar tan mágico como asombroso. Además, podremos conocer con los pueblerinos que continúan proclamando los medios tradicionales de abastecimiento en Ibiza –antes de la expansión de extranjeros de la última temporada–: la agricultura y pesca.
Por otro lado, estos hoteles o casas rurales, tienen en cuenta la sensibilidad de los excursionistas dándoloes la posibilidad de fomentar todos sus sentidos: la vista, a partir de las actividades al aire libre o en diversos medios de motor, en las que pueden asombrarse con, cuevas, acantilados, campos, montañas o restos arquitectónicos antiguos; el oído, escuchando la gran implicación de las diferentes civilizaciones mediterráneas en la historia de la isla; el gusto, debido a que en los hoteles de Ibiza se puede disfrutar de una ruta gastronómico de gran calidad, degustando las frutas y verduras de sus huertas autóctonas; el olfato, a través de un mix del aroma cítrico de los cultivos de limoneros y naranjos, la tierra del campo y la sal mojada de la playa; y el tacto, mediado por la brisa, el trabajo en la tierra, el contacto con el agua en la extensa propuesta de cursos de buceo, y la hospitalidad de sus vecinos.
Ibiza, el lugar que jamás duerme, puede ser en nuestras vacaciones, la tierra sobre la que descansar, el reposo y la paz que esperamos con prisa hallar cuando soñamos con la llegada de nuestras vacaciones.
