Pese a lo que la gente
suele pensar, las
gafas de sol no son
un invento que esté
totalmente relacionado con al
desdarrollo de las lentes
correctoras de la vista.
Las gafas de sol tienen su origen en torno al siglo XII en la antigua China. En este lugar se
inventó por vez primera un procedimiento para oscurecer los cristales de cuarzo.
Estos cristales eran
utilizados por los
jueces chinos y no era
su objetivo
primordial la mejora de la visión ni tampoco la
defensa frente a la luz
solar El
auténtico fin de las
originarias gafas
de sol fue el de esconder lo que expresaba la mirada
durante los
enjuiciamiento con el fin de
encubrir cualquier sospecha
sobre el resultado de la sentencia que únicamente
se daría al
finalizar el juicio.
Para hallar las primeras gafas
coloreadas en el mundo occidental es necesario remontarnos al el 1752 momento en que James Ayscough empezó experimentos con cristales
teñidos de tonalidades azules y verdes. Su
finalidad tampoco consistió en proteger contra el resplandor del
sol, si no que imaginó que
tiñendo de ciertos
colores estos cristales lograría atenuar algunos
problemas de la visión.
Desde finales del siglo XIX hasta
inicios del siglo XX se
empezó su empleo recetada a personas con sífilis, al ser la molestia ante la
iluminación uno de sus síntomas. A principios del XX
también se difundió
su utilización entre celebridades de la época,
pero su precio aún era muy alto para la gente común.
Durante el año 1930, el Army Air Corps
encomendó a la empresa óptica Bausch & Lomb fabricar unas
gafas de gran
efectividad para proteger a los aviadores frente a los efectos de los
rayos del sol a en los
cielos. A los aviadores se les
dieron estos espejuelos sin costo alguno, y posteriormente el público contó con la posibilidad
adquirir un modelo que los
defendía de la luz del sol,
semejante a las que utilizaban
los pilotos.
Pero lo que contribuyó definitivamente a a que se pusieran de moda las gafas solares
fue una hábil campaña
promocional
promovida en los años 60
por la firma Foster Grant..
